Sigmund Freud llegó a América el 27 de agosto de
1909. Pero sus ideas habían viajado mucho antes que él: cuando el barco ancló
en el muelle de Nueva York un grupo de personas lo esperaba aplaudiéndolo.
Entonces dicen que él dijo: No sé por qué me aplauden, si les traigo la
peste.
Freud viajó para dictar conferencias sobre su controvertida teoría psicoanalítica. Pero también puso en la valija sus principios: el psicoanálisis tenía que ser una herramienta de la asistencia comunitaria. Habría cumplido uno de sus objetivos centrales, decía Freud, si esta alternativa terapéutica podía servir para tratar a muchos pacientes. ese objetivo comunitario fue el que desarrolló en su clínica durante 16 años. Lo curioso fue que se inauguraron varios centros con ese espíritu en los Estados Unidos, después del paso del maestro. Pero pasaron años hasta que Freud pudo cumplir el sueño de abrir una institución en Europa.Sobre América dijo que era el experimento más grandioso que ha visto el mundo, pero tengo el temor de que no dé resultado. Agregó que los estadounidenses se casaban muy jóvenes y que la dieta americana era terrible.En la Argentina, algunos hospitales, como el Evita, de Lanús, también utilizaron al psicoanálisis como una alternativa de la atención comunitaria en el área de la salud mental
Sigmund Freud y su
adicción la cocaína
Un
repaso histórico y biográfico sobre la relación de Sigmund Freud con el consumo
de cocaína.
Sigmund Freud y la
cocaína
Cocaína: de Sudamérica
a Viena
¿Podría ser
terapéutica la cocaína?
La toma de consciencia
de los peligros de la droga
Cocaína: estigma
social y abandono del consumo
Freud viajó para dictar conferencias sobre su controvertida teoría psicoanalítica. Pero también puso en la valija sus principios: el psicoanálisis tenía que ser una herramienta de la asistencia comunitaria. Habría cumplido uno de sus objetivos centrales, decía Freud, si esta alternativa terapéutica podía servir para tratar a muchos pacientes. ese objetivo comunitario fue el que desarrolló en su clínica durante 16 años. Lo curioso fue que se inauguraron varios centros con ese espíritu en los Estados Unidos, después del paso del maestro. Pero pasaron años hasta que Freud pudo cumplir el sueño de abrir una institución en Europa.Sobre América dijo que era el experimento más grandioso que ha visto el mundo, pero tengo el temor de que no dé resultado. Agregó que los estadounidenses se casaban muy jóvenes y que la dieta americana era terrible.En la Argentina, algunos hospitales, como el Evita, de Lanús, también utilizaron al psicoanálisis como una alternativa de la atención comunitaria en el área de la salud mental
Sigmund Freud y su
adicción la cocaína
Un
repaso histórico y biográfico sobre la relación de Sigmund Freud con el consumo
de cocaína.
Sigmund Freud y la
cocaína
La cocaína se
convirtió en una droga de consumo habitual en la década de los setenta, sobre
todo en el ambiente de ocio nocturno. Sin embargo, mucho antes de que fuera una
droga conocida en el mundo de la noche, el padre del
psicoanálisis Sigmund Freud ya la consumía de forma frecuente.
Cada vez que asistía a
una fiesta se engalanaba con sus mejores ropas y esnifaba unos gramos “para
liberar la lengua”, tal como le escribió a su prometida en una misiva enviada
el año 1886. No obstante, lo que al principio parecía un hábito inocuo, con el
tiempo se convirtió en una adicción que perturbó el ánimo y el juicio del genio
austriaco.
Cocaína: de Sudamérica
a Viena
Freud escribió sobre sus
experiencias con la cocaína en un ensayo que tituló Über coca,
pero hasta hace bien poco estos relatos habían sido ocultados. Esta etapa de
doce años en los que el psicoanalista consumió cocaína fue brillantemente
resumida en el libro An Anatomy of
Addiction (“Anatomía de la adicción”), de Howard Markel, profesor de la University of Michigan. En este ensayo se
narra la relación de Sigmund Freud con la cocaína. Freud fue aumentando su
consumo paulatinamente porque creía que la cocaína era algo así como un elixir
de la vida. A pesar de que el hilo narrativo de la obra de Markel es la
historia de la droga, el autor repasa en profundidad los orígenes de la
cocaína, que tuvo una implantación generalizada en Europa y los Estados Unidos,
y que muchas décadas después fue declarada ilegal.
Así, conocemos que los
exploradores de América del Sur de
principios del siglo XIX fueron quienes llevaron a sus países de origen las
hojas de coca que tanto furor causaban entre las tribus y población autóctona,
quienes tenían el hábito de mascarlas. Los exploradores europeos y
estadounidenses quisieron descubrir cuáles eran esas propiedades mágicas que
proporcionaban inmunidad ante el cansancio y el hambre a los indígenas.
Expertos en química de muchas partes del globo inspeccionaron y examinaron la
planta hasta que, en el año 1860, lograron detectar y aislar el alcaloide de la cocaína, responsable de la
estimulación del sistema nervioso que, aparentemente, confería esas ventajas.
¿Podría ser
terapéutica la cocaína?
En ese momento, Freud
decidió dedicar sus esfuerzos al estudio de los usos
terapéuticos de la cocaína, con el ánimo de incrementar su prestigio
entre la comunidad científica vienesa. Experimentaciones anteriores habían
demostrado, equivocadamente, que la cocaína podía curar la adicción a la
morfina (muy usada en esos tiempos de forma casera para aliviar los dolores). Con
esa base teórica, Freud empezó a tratar con el estimulante a un paciente que
sufría dolores crónicos. Más tarde, fue él mismo quien decidió probar la
cocaína. Freud se percató que tenía una notable
efectividad a la hora de evitar la ansiedad e incrementar la libido. Al
poco tiempo la simpatía de Freud con la cocaína era total, y solía recetarla a
familiares y amigos como costumbre, para “convertir los días malos en buenos, y
los buenos en mejores”.
Freud estaba convencido
de que sus experimentaciones con la cocaína supondrían una revolución en el
mundo de la salud mental y que esto le catapultaría a la fama. “Fuera cual
fuera la razón, calmar una jaqueca, un dolor abdominal, la sinusitis o un ánimo
nostálgico, Freud consumía cocaína para aliviar el malestar”, revela Markel.
Nadie era consciente de los riesgos que entrañaba el polvo blanco. Cualquier persona podía adquirir cocaína en
las farmacias sin ningún tipo de control ni prescripción facultativa, y
los comerciantes se beneficiaron del auge de la sustancia para convertirla en
el componente esencial de un sinfín de pomadas, jugos, cigarrillos y hasta
productos alimenticios, como algunas margarinas.
La Coca-Cola , el Vino Mariani y
otros usos de la cocaína
Cierto es que, antes de
que surgieran los grandes capos de la droga y los cárteles, el químico
ítalo-francés Angelo Mariani ganó
una enorme fortuna gracias a una mezcla de extractos de hoja de coca y vino de
Burdeos. El Vino Mariani, como
fue bautizado, tuvo un impacto tremendo hasta el punto de ser, por muchos años,
la bebida predilecta de grandes personalidades como Jules Verne, Thomas Edison, Alejandro Dumas y el
papa León XIII. Su capacidad para “vigorizar el cuerpo y la mente”, tal
como se proclamaba en los anuncios de prensa de la época, supo atraer la
curiosidad de John Syth Pemberton, un
veterano de guerra estadounidense adicto al consumo de morfina. Pemberton, que
residía en Atlanta, patentó un
tónico similar al de Mariani que bautizó como Vino
Coca Francés. Este producto fue evolucionando y pasó de una bebida
alcohólica a no alcohólica después de la Ley
seca en el estado de Georgia,
pasando a llamarse Coca-Cola.
La toma de consciencia
de los peligros de la droga
Aún tendrían que
transcurrir muchos años hasta que la ciencia comprendiera lascatastróficas consecuencias del abuso en
el consumo de cocaína. Freud dejó de tomarla en 1896, a la edad de 40. Empezó a experimentar taquicardias y notó
como su desempeño intelectual mermaba considerablemente. El alcaloide
propio de la cocaína fue el causante de la prematura muerte de su amigo, y pudo
haber provocado el fallecimiento de varios de sus pacientes. Freud, durante
unos años, llegó a ser un consumidor tan habitual que solía presentar la nariz
roja y húmeda. Para acabar con el mal hábito del consumo trató de mantenerse
ocupado el máximo tiempo posible: se levantaba a las seis de la mañana, pasaba
consulta a doce pacientes, y leía y escribía hasta bien entrada la medianoche.
Freud logró
rehabilitarse y dejó por completo su adicción. Sin embargo, William Halsted, que fue uno de los pioneros
de la cirugía moderna, nunca pudo llegar
a desengancharse del consumo de cocaína. Después de estudiar los textos
de Freud sobre la sustancia, se propuso investigar si podía emplearla como
anestéstico local, reemplazando así al éter y al cloroformo. Con ese objetivo
hizo él mismo de conejillo de indias, pero en el transcurso de unas semanas
empezaron a florar los primeros efectos. Incapaz de concentrarse durante las
consultas, dejó de acudir al hospital Johns Hopkins, donde acababa de ser
nombrado jefe de cirugía. En una ocasión, Halsted tuvo que abandonar la sala de
operaciones en plena cirugía porque los efectos de la cocaína no le permitían
ni sujetar los instrumentos quirúrgicos. Finalmente aceptó internarse en un
frenopático, pero nunca se recuperó de las secuelas psíquicas causadas por la
droga, y también desarrolló una dependencia a la morfina.
A comienzos del siglo
XX, los adictos al alcaloide de la cocaína eran muchos, y la mayoría logró
mantenerse a la sombra gracias a sus supuestas propiedades vigorizantes. “No
fue sencillo llevar una doble vida, siendo un reputado médico en la esfera
pública y, simultáneamente, un consumidor de cocaína, un drogadicto”, explica
Markel. El escritor escocés Arthur Conan
Doyle fue uno de estos destacados adictos, y aunque nunca reveló su
relación con la cocaína, dejó huella de su hábito en muchas de sus obras. Sherlock Holmes, el personaje más
emblemático de Doyle y que era considerado su álter ego, tenía como hábito
inyectarse un preparado de cocaína cuando no tenía casos intrigantes para
investigar. Su intrépido amigo, el doctor
Watson, se mostraba preocupado por el consumo que hacía Sherlock, y
trataba de persuadirle para que dejara de inyectarse cocaína.
Cocaína: estigma
social y abandono del consumo
Con el transcurso del
tiempo la droga fue estigmatizada y los gobiernos aumentaron el control sobre
su distribución y consumo. Décadas más tarde del auge de la obra freudiana, el
psicoanalista tuvo que enfrentarse a innumerables críticas por el hábito que
adquirió cuando apenas daba sus primeros pasos como investigador y terapeuta.
La polémica sobre el grado de influencia del polvo blanco en la obra de Freud
nunca podrá ser resuelta, pero la mayoría de investigadores coinciden en
señalar que su período más brillante
llegó después de abandonar su consumo. El propio Freud reconoció en los
últimos años de su vida, tal vez como una manera de exculpar su pasado, “mi
investigación sobre la cocaína fue una distracción que me mantuvo ansioso por
concluir”.