January 13, 2011

Una tarde de Verano

Ayer sábado pase una tarde de verano por la costanera, una reunión de conocidos. Un calor de la concha de la lora, pero eso no importo luego de que las horas transcurrieron, con gente igual a vos, que se divierte y que hace un rato muy ameno. Una tarde, un atardecer, un anochecer con la luna en cuarto creciente. Verano, la piel a flor de piel. Las miradas, los cuerpos. Los deseos en los ojos, el deseo hacia otro en silencio. La miradas fugaces, los roces inocentes, cargados de un sumo secreto. Y en el caer de la noche cuando las estrellas se veían en el cielo nocturno, azul oscuro. Algunos tragos de alcohol, confesiones. Y el ser que uno ve, y en secreto lo anhela como algo inalcanzable, solo poder mirar el cuerpo, solo poder disfrutar de ese momento. Que cosas tan simples a veces casi inocentes realzan el espíritu de estar vivo. La intoxicante belleza del ser. La exaltación de los sentidos en forma casi invisible.